Israel Shamir

The Fighting Optimist

Afganistan no a la guerra por heroina

La guerra en Afganistán no tiene sentido. La guerra de Irak no tenía mucho sentido tampoco, pero ésta la supera en el absurdo. Nuestro amigo Jeff Blankfort señaló:  si la guerra de Irak era por el petróleo, los Estados Unidos perdieron. El deseo de los neoconservadores de asegurar las márgenes del reinado israelí es la única explicación racional que queda, para la guerra de Irak. Sin embargo, en el caso de Afganistán no tenemos ni  eso. Ningún político israelí ha pedido jamás un cambio de régimen en Afganistán. Ninguna compañía petrolera lo ha sugerido. Nadie quiere echarle mano a Afganistán. Es un misterio para mí: ¿para qué se querrá invadir esta remota tierra áspera, de hombres pobres y feroces? No hay botín que robar, ni petróleo, ni rutas importantes que controlar. ¿Por qué se aferra el presidente Obama a esta guerra innecesaria?

 

Las consecuencias sí están claras: la guerra ya ha desestabilizado a Pakistán. Pero ¿para qué beneficio? A no ser que los USianos quieran seguir el camino desbrozado por los ocultos escuadrones de Ahnenerbe[1] en su búsqueda de Shambala y Agartha[2] por debajo de los puertos montañosos de Tibet y Afganistán, el único argumento semi racional es el de las drogas.

Afganistán produce mucha droga; en los tiempos del mando talibán, el opio estaba prácticamente erradicado, pero desde la intervención USiana, la producción anda por las nubes. Se rumorea que el opio afgano vuela de la base aérea de Bagram hasta Kosovo, la mayor base USiana en Europa, y después llueve sobre Europa. Así la creación de un Kosovo independiente, con sus bandas criminales de albaneses, empieza a cobrar sentido, como jugada en la guerra de América contra Europa Se dice que una ruta alternativa es la que controlan los chechenios, pasando por Grozny donde el señor de la guerra Kadyrov, casi independiente, cobra su propio arancel para dar paso al mercado ruso. A uno, instintivamente, le repugna la sugerencia de que USA esté peleando por opio, y de que el presidente Obama sería simplemente el alentador mayor del tráfico de heroína, pero lo mismo se podría decir de la reina Victoria, pues en el siglo XIX, los desafiantes ingleses libraron dos guerras por la cosecha, la producción y la comercialización del opio. ¿Tal vez esta sea simplemente la más reciente en la serie de las guerras del opio? Esta explicación encaja perfectamente; y con ella hasta se entiende la inexplicable anuencia de todos los Estados europeos para mandar tropas al remoto Afganistán. No querían meterse en Irak, pero ¡se abalanzan con gusto sobre Afganistán! Si se considera simplemente a Afganistán como una gigante máquina de fabricar billetes, el rompecabezas se ordena mejor.

 

Pero queda un problema, pues los traficantes de droga no están conformes con el presidente Obama. Quieren que haga la guerra a los rusos, no la paz. Un sitio web de investigación, izquierdista, llamado left.ru, ha publicado una investigación sorprendente. Siguieron las huellas de los pasos y las personas involucradas en el tráfico, y descubrieron algunos detalles siniestros. Se trata de un artículo de lectura difícil; está escrito de manera contorsionada, hay demasiados nombres desconocidos. Ahora bien, hasta que un lector no nos ofrezca una versión más legible, y mientras no se verifiquen todos los datos, la médula del artículo es la siguiente:

Hay una conspiración en que se juntan oficiales descarriados de la inteligencia ex soviética, unidos en el trust del tráfico de armas y drogas, estilo oeste salvaje, el ala derecha de Dick Cheney, los hitlerianos de la Europa oriental, los trotzkistas pro occidentales y los neo conservadores, para socavar el mando del presidente Obama. El dinero que fluye de la heroína afgana es el que alimenta ss campañas. Left.ru deduce que los complotistas están considerando asesinar al presidente. Adjunto una de las imágenes publicadas por estos complotistas estilo Far West; le acompaña el ataque de Bill O’Reilly de Fox News contra Obama y lleva el pie de grabado siguiente:

Ruslan Saidov dice: el Mal mundial no está materializado en Irán o los talibanes, ni siquiera en la Rusia de Putin. El mal absoluto es Obama el aventurero, el Gorbachev de América.

 

Como era de esperarse, encontramos a Halliburton en medio de la conspiración. Y también al general uzbeco-chechenio Ruslan Saidov, ex seguidor por parte del GRU de Shamir Basaev, ex diputado en jefe de la inteligencia externa de Maskhadov. Detrás de ellos está la Heritage Foundation, neoconservadora de extrema derecha, y su halcón propio Ariel Cohen. Cohen tiene vínculos con Joshua Muravchik, Robert Kagan y algunos guerreristas sionistas profesionales que odian a Rusia.

 

 Obama debería optar por dar jaque mate, retirándose del todo de Afganistán, pues esto socavaría el plan de los complotistas de extrema derecha sionista que están conspirando contra él.  

Los investigadores de left.ru dan más nombres comprometidos en la operación de inteligencia descarriada estilo oeste. Parecería una novela de James Bond; “Filin es un general de la inteligencia militar ucraniana que está a cargo de la ofician rusa. Filin y sus viejos socios de la inteligencia militar soviética tienen un ejército privado pequeño en el Caribe, entrenado y manejado por viejos agentes del GRU. Manejan el negocio de la cocaína con las FARC desde los años 1980. En los años 1990 y principios del 2000, Filin, Saidov y Surikov manejaban, bajo la protección del Estado Mayor ruso, uno de los negocios de heroína más amplios, desde Afganistán hasta Kosovo. Filin coordina la recolección de inteligencia entre Ucrania y Georgia. Según los informes de inteligencia de 2004, el gang de Filin ya controlaba a unas 70 personas y seguían contando. Nuestras fuentes en la comunidad de la inteligencia CIS se ufanan de contar entre sus víctimas Paul Jlenikov de la revista Forbes, Anna Polikovskaya, y el banquero central Andrei Kozlov”.

El sitio internet apegado al estilo Far West left.ru es aburrido y manipulador, y no tenemos manera de ir a verificar sus alegatos. Esto no quita que demasiada gente malvada se enriquece con el tráfico de drogas afganas. Obama puede tratar de hacer una limpieza mediante el cierre de Bagram y Kosovo juntos, y repatriando sus tropas a casa. Y entonces, USA y Europa podrán aceptar el consejo astuto de Robert Kahn, que nos envía Richard Patterson, como se verá a continuación.

 

 

Opio barato, por Robert Kahn

http://www.courthousenews.com/2009/11/20/Opium_Cheap.htm

No pretendo ser más inteligente que nadie cuando se toca el tema de Afganistán y el opio, pero parecería que soy el más despabilado, cada vez que nos metemos en ese tema.

Hay una manera sencilla para resolver el “problema” de la producción de opio afgano, cuya  producción satisface el 90% de la demanda mundial. La solución es barata y pacífica; nos ganaremos amigos en vez de enemigos, y no mataremos a nadie. Deberíamos comprar la cosecha entera, cada año. Esto nos costará menos de mil millones de dólares, si nos atenemos a los precios vigentes. Cuesta un millón de dólares mantener a un solo soldado USiano en Afganistán durante un año. Con los 53 000 alistados que tenemos en las tropas USianas hoy en día, son $53 000 millones al año. Podríamos pues comprar la cosecha anual entera del opio por menos dinero que si mantuviéramos a mil hombres en armas allá, lo cual representa menos del 2% de los gastos que ocasiona esta tropa. Podremos darle cualquier uso al opio después de comprarlo: quemarlo, venderlo a consorcios de drogas que lo necesitan para hacer anestésicos para los hospitales, o podríamos insertárselos en forma de supositorios a los congresistas y senadores republicanos que tan desesperadamente los necesitan.

Es sabido que en cuestión de opio, no se puede confiar en ningún dato. Los mentirosos primeros sobre el tema son los gobiernos que pretenden querer erradicarlo. Pero aun aceptando las estimaciones más altas de fuentes más o menos dignas de confianza como el Washington Post, el New York Times, Reuters, nuestro gobierno y otros, costaría menos de mil millones de dólares comprar la cosecha entera. De esta manera, los narcos no tendrían acceso a la misma, ni tampoco los señores de la guerra afganos. Claro que con esto se terminaría el amistoso gobierno afgano actual, pero a veces no queda más remedio que comprar las rosas con las espinas. El mundo entero necesita alrededor de 5 000 toneladas de opio por año como anestésicos, según las mismas fuentes semi confiables. Se espera que Afganistán produzca 6 900 toneladas este año, y el precio al por mayor para el opio hoy en día según Reuters es de $64 el kilogramo, o sea $64 000 la tonelada métrica. O sea, que, guiándonos por este precio, podríamos comprar la cosecha afgana total de este año en $442 millones. Podríamos ofrecer el doble de la suma que pagan los señores de la guerra y de la droga, y aún  así, comprar la totalidad por menos de mil millones de dólares. Y si el programa generoso de nuestro gobierno es el que se encarga de programar la producción el año que viene, ¿cuál es el problema? Esto bajará el costo, y nos saldrá más barato de lejos que el hacerle la guerra a un pueblo que está del otro lado del mundo, un pueblo que nos odia cada día más, si cantamos victoria  o si pregonamos nuestra derrota por igual. No debería asombrarnos que las regiones de mayor producción de opio sean las provincias de Helmand y Kandahar, bastiones talibanes donde se están librando gran parte de las batallas. Por el opio es que se libra la guerra allí. Si compráramos toda la producción, habría menos cosas que combatir. Las estimaciones sobre el porcentaje que se reservan los afganos para su consumo doméstico varían mucho, del 3% al 27%. Pero está claro que el opio significa muchísimo dinero en Afganistán. Con todo, la cosecha anual total le costaría a Estados Unidos una gota, en nuestro presupuesto agujereado. La cosecha del opio emplea entre 1, 6 millones y 2,4 millones  de ciudadanos afganos, o sea tanto como el 8% de la población del país, de 28, 4 millones de personas, según el World Fact Book de la CIA. No conseguimos que nos vean como amigos al tratar de quitarles el trabajo al 8% de la población de un país, o tratando de matar a la gente. Si le compráramos la cosecha a un precio mejor que lo que les paga el hermano de Hamid Karzai, los campesinos afganos se convertirían en amigos nuestros, y necesitamos amigos allá.

   Después que el presidente George W. Bush se pasó tres años tratando de “erradicar” la cosecha, la producción media de opio creció en un 61%, y el valor de la misma creció en un tercio, según informó el Washington Post. El opio les rinde a los granjeros afganos 12 veces lo que les rinden los cultivos alimenticios. No pueden dedicarse al cultivo de plantas para la alimentación tan fácilmente como al cultivo del opio, pues la tierra no sirve para nada mejor, como parece demostrarlo la historia. Las dos provincias pobres y saqueadas podrían abastecer al mundo entero con aproximadamente toda la droga que el mundo necesita, legalmente.

Si alguien me puede dar una sola razón válida para no comprarle a Afganistán su producción entera, me gustaría enterarme. Claro que esto ocasionaría algo de corrupción en las agencias de USA que lo compran y lo queman. Pero ¿qué más da? Cualquier otro departamento de nuestro gobierno parece estar corrupto de arriba abajo, y el país va dando sus tumbos acostumbrados sin novedad. Podríamos seguir a tumbos de manera mucho más barata, haciéndonos amigos de montones de gente, dándoles dinero por algo que nos hace falta, en vez de matarlos con el propósitos de convertirlos en amigos.

 

Discusión en shamireaders@yahoogroups.com

 Intervienen Leo Spritzler, Eric Walberg y otros para recordar los variados motivos que tienen las elites Usianas para librar la guerra de Afganistán, en interés propio y/o en interés de Israel; se insiste en el control social doméstico que permiten todas las guerras imperiales, en la voluntad de debilitar Rusia y Pakistán, en el control del oleoducto TAPI que lleva hasta China e India. Finaliza la traductora con una opinión: Shamir no ignora ninguna de las razones que mencionan sus lectores. Lo que hace es agregar una razón circunstancial especial, que explica por qué sigue el ataque a Afganistán aún cuando todos los políticos saben que se trata de una guerra perdida ya; no deberíamos olvidar que la elección de Obama es lo que les mueve el tablero a todos estos mandamases con mentalidad de ajedrecistas: Obama es el outsider al que no han logrado marginalizar, y por esto es por lo que lo ven como un gran peligro; esta situación inesperada para los que se ven a sí mismos como los dueños del planeta los retrotrae a cierta condición humana: meten la pata, se pelean entre sí, se equivocan, y nosotros subrayamos que invierten mucha energía en eliminar la amenaza Obama. El artículo de Shamir es importante para desestabilizarlos más aún, porque ahora ellos saben que sabemos, están descubiertos. Deberíamos sentirnos más fuertes con nuestra palabra de fuego, para agrandar las grietas. El pueblo llano se reconoce en la guerra  nuestra de lectores de Shamir; el pueblo sabe que el mundo jamás se someterá al paradigma sionista. Sólo los intelectuales dudan, pero los artículos de Shamir no son simplemente informativos, sino que son “snipers”, misiles de alta precisión.

 

Traducción: Maria Poumier


 

[1] El Ahnenerbe o “Herencia de los ancestros” fue creado en 1993 por Heinrich Himmler, y estaba vinculado al cuerpo de los SS, reconocido por su independencia de criterios y seriedad. Funcionó como una central de investigaciones sobre “herencia, espacio, espíritu”, con 50 secciones especializadas en prehistoria, geopolítica, lingüística, filosofía etc. En la sección esotérica colaboraron Ernst Junger y Martín Buber; se valoraban las disciplinas que sumaban el ejercicio espiritual al deporte, como el alpinismo y la espeleología. En la sección médica, el Dr Rascher fue ejecutado por los nazis en marzo de 1945 por haber hecho experimentos mortales con niños, De casos parecidos nació el concepto de “crimen contra la humanidad”. Ver http://usuarios.lycos.es/disidentes/ 

[2] Shambala, centro de la red Agartha de ciudades míticas y subterráneas.

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