Israel Shamir

The Fighting Optimist

El Retorno De Un Caballero

Anadie se le permite entrar o salir de la franja de Gaza. Esta rodeada de alambre con púas, sus puertas están cerradas, e incluso con la documentación en regla, uno no puede visitar la prisión de alta seguridad mas grande del mundo, hogar para mas de un millón de Palestinos. El ejercito Israelita, una fuerza luchadora de fábula, se ha convertido en un mero funcionario de prisiones. Las tácticas del IDF (Israeli Defence Force) fueron formuladas en los años 30, “No tienes que matar un millón, solo los mejores, y el resto se acobardaran”. Este método fue aplicado primeramente por los Británicos con la ayuda de sus aliados Judíos durante la revuelta Palestina en 1936.

Desde entonces, millares de los mejores hijos e hijas de esta tierra, la Elite potencial Palestina, ha sido exterminada. Una vez mas, el ejercito Israelita esta siendo usado para implementar el mismo “Plan Maestro”, disparando de una manera rutinaria a los rebeldes potenciales, para acobardar a los nativos inquietos.

Su trabajo es fácil: El ejercito mas grande y mas potente del Medio Oriente, un importante Poder Nuclear, tiene todas las armas disponibles en el mundo, mientras que los Palestinos encarcelados solo tienen piedras y armas ligeras.

Recientemente, los Israelitas interceptaron una embarcación llena de armamentos camino a Gaza. El ejercito lo considero como una gran victoria pero expreso “preocupación”. Tienen razón de preocuparse. Desde 1973 el ejercito

Israelita ha tenido en escasas ocasiones que preocuparse de que les devuelvan el fuego. Los soldados judíos se acostumbraron a trabajo fácil. Ellos prefieren disparar a niños desarmados.

Gaza es una realidad de ciencia-ficción, que recuerda a alguna de aquellas películas tipo “B” sobre los Planetas-Prisión.

Su enredaderas de alambre con púas guardan un secreto: La voluntad irrompible de su pueblo. Es un escenario de películas tipo “B” pero sus hombres y mujeres son de primera categoría.

Este mensaje secreto salió de Palestina encarnado en un niño de 13 años, Farris Oda. Él fue el joven David Palestino que vimos confrontando al Goliat Judío en las afueras de Gaza en la foto inmortal del fotógrafo de AP Laurent Rebours. Farris el Valiente tirando sus piedras al monstruo armado con la gracia de San Jorge, el santo Palestino

tan amado. El se enfrenta al enemigo con la indiferencia de un muchacho pueblerino espantando a un perro feroz. La foto fue tomada el 29 de Octubre, y unos días mas tarde, el 8 de Noviembre, un franco tirador judío lo asesino a sangre fría.

El deja atrás la foto de un héroe, un “poster” para ser puesto al lado de aquel del Che Guevara, un nombre del que hablar como si fuera Gavroche, el niño rebelde en las barricadas Parisinas de la novela de Víctor Hugo “Los Miserables”, un símbolo del espíritu humano irreducible e invicto. El salió de otra época, la época cuando heroísmo no era una palabra sucia, cuando los hombres iban a la guerra dispuestos a luchar y morir por una causa noble.

Su nombre simbólicamente significa “El Caballero”, y su apellido “El retorno de”. Su imagen evoco verdaderamente la idea del retorno de los caballeros galantes de antiguo. Su espíritu totalmente ajeno al hedonismo comercial barato, la ideología principal de nuestra época, suministrada abundantemente por la cultura “Pop” Norteamericana.

El legado de Farris es una señal del fallo del Plan Maestro de Israel. Este joven rebelde nació bajo la ocupación militar Israelita y murió desafiando los soldados del IDF.

Este mensaje de esperanza no fue entendido inmediatamente por los amigos de Palestina, porque nos hemos acostumbrado a la idea del sufrimiento Palestino y su martirio. En nuestros escritos, copiamos inconscientemente, el enfoque mas

bien afeminado de presentar “nuestro lado” como victimas desafortunadas merecedoras de compasión y pena. Lo ultimo que deberíamos sentir hacia los Palestinos es pena. Admiración, amor, solidaridad, culto al héroe y hasta envidia,

pero pena no. Si sientes pena por ellos, entonces deberías sentir tambien pena por aquellos 300 guerreros del rey Leonidas, que cayeron defendiendo Termopiles, o por los soldados rusos que pararon los tanques de Guderian con sus propios cuerpos, o incluso por Gary Cooper el héroe de “High Noon”. Por los héroes no se debe tener pena, son un ejemplo ennoblecedor par el resto.

Al comienzo no supimos emplazar la imagen de Farris correctamente. La narrativa del sufrimiento clamaba por la foto de un Muhammad Dorra agachado, muriendo enfrente de nuestros ojos, un niño para acompañar a la pequeña niña Vietnamita huyendo del infierno del Napalm.

La imagen de “El Caballero” que regreso, Farris Oda pertenece a un grupo de iconos diferentes: Ese de los heroes.

Su puesto es uno cercano al de los marinos en Iwo Jima, o en una iglesia al lado de su compatriota, San Jorge. Después de todo, el santo guerrero fue martirizado y enterrado en el suelo Palestino, no lejos de Farris, en la cripta de la vieja iglesia Bizantina de Lydda [i][i][i].

Los adversarios de los Palestinos entendieron esta realidad mejor que sus amigos en Nueva York. La prensa Norteamericana dominada por los judíos no escatimo ningún esfuerzo para borrar la imagen de Farris, ya que ellos fueron incapaces de encontrar un héroe entre los suyos para competir con el muchacho de Gaza. MSNBC.com puso en marcha una competición idiótica por la foto mas importante del año, con la posibilidad de elegir entre el mártir Dorrah o una foto sobre perros. (Siempre te dan una opción, y siempre es la errónea, no importa lo que escojas.) Lo de los perros fue promovido por el Cónsul de Israel en Los Ángeles, con votos de muchos admiradores

de Israel, mientras que los partisanos de Palestina votaron por Dorrah. La foto realmente importante, el icono de Farris, no se le fue ofrecida al publico.

Pero eso no fue suficiente, y el Washington Post envió a su corresponsal en Palestina,

Lee Hockstader, a deslustrar la memoria del niño caido. Esta “bayeta” (Washington Post) llevada por AIPAC (American Israel Public Affairs Committee) pudo depender de Hockstader. Sus reportajes deberían ser estudiados en todos los colegios de periodismo, en cursos sobre Desinformación. Cuando los tanques y los helicópteros

Israelitas bombardearon un Belén indefenso, Hockstader escribió: “En la ciudad

Bíblica de Belén (no quiso mencionar la palabra Natividad), soldados Israelitas y Palestinos lucharon con tanques, mísiles, helicópteros, ametralladoras y piedras”.

Sospecho que la historia según Hockstader de la Segunda Guerra Mundial, narraría un cuento donde los Norteamericanos y Japón lucharon con armas nucleares, o los Judíos y Alemanes se mataron el uno al otro con las latas de gas de los campos de concentración.

Lee Hockstader justifico debidamente las incursiones Israelitas a poblaciones civiles, escribiendo: “Portavoces del ejercito Israelita, dicen que las incursiones son limitadas y esencialmente defensivas. Pero el gobierno Israelita toma una opinión mas amplia, anotando que las incursiones da a los comandantes militares locales flexibilidad contra un enemigo elusivo”. Si el toma “una opinión mas amplia” de las acciones Israelitas, Los Palestinos en sus reportajes son simplemente terroristas locos: “Los Palestinos han estado amenazando el exigir un precio por lo que ellos consideran como una guerra de agresión. Un representante del Movimiento de Resistencia Islámico conocido como Hamas, llamo a mas bombas suicidas y morteros contra Israel”.

Un compañero, Francois Smith, que también vigila a Hockstader escribió en la red de Internet: “Me siento ofendido que este tío piense que soy lo suficientemente estúpido como para creerle. Cuidado con Lee Hockstader. Pienso que tiene una agenda.”

Bien, Hockstader si tiene ciertamente una agenda; la agenda de imponer la supremacía Judía y difamar Palestinos. El difamar a Farris encaja en esta agenda perfectamente. Hockstader fue a Gaza y reporto que Farris era un niño malo que no obedecía a su mama y papa, que no iba al colegio, que era un diablillo adolescente, que en realidad quería que lo matasen, y que un compasivo francotirador Judío cumplió su deseo. Hockstader no perdió ningún detalle: El niño fue matado cuando levantaba una piedra, y por lo tanto tuvo que ser matado, su fama póstuma fue el “follon sobre su muerte”; y de todas formas, su madre “recibió un cheque de $10.000 del Presidente de Irak Saddam Hussein”.

Hockstader tuvo cuidado. Si se hubiese atrevido a inferir que los padres colonos del infante que murió en Hebron, deseaban la muerte de su hijo, si se hubiese referido a la reacción Israelita como “follon”, o simplemente mencionado el buen cheque que los padres recibieron del carnicero de Sabra y Shatila – Hockstader no hubiese salido vivo de Israel, y Katherine Graham la dueña del Washington Post se estaría arrepintiendo hasta el fin de sus días.

Los Judíos han conseguido achantar a sus enemigos, y no solo con la magia de las palabras. Lord Moyne, Ministro de Estado en el Oriente Medio, docenas de oficiales y soldados Británicos y cientos de lideres Palestinos fueron asesinados por los Judíos en su empeño por la supremacía en la Tierra Santa durante los años 40, hasta que los Británicos aterrorizados zarparon de la bahía de Haifa el 15 de Mayo de 1948. Incluso hoy día, dos activistas por la paz en San Francisco, ambos hombres religiosos, el padre Católico Labib Kobti y el Rabino Judío Michael Lerner, reciben amenazas de muerte de grupos judíos terroristas y se lo toman muy en serio.

Los Palestinos son campesinos y habitantes de ciudades bastante pacíficos. Saben como cuidar su olivares y viñas y saben como fabricar un “Zir”, una vasija que mantiene el agua bien fresca incluso durante los “hamsin” (un viento caliente del desierto). Sus maravillosos construcciones de piedra adornan toda Palestina. Escriben poesía y veneran sus tumbas sagradas. Ellos no son guerreros, ciertamente tampoco asesinos. Con asombro e incredulidad miran en el espejo de una presa dominada por los judíos y se ven vestidos con la mascara de un terrorista sangriento. Pero estos campesinos aun son capaces de darnos una lección sobre el heroísmo, cuando sea que un enemigo intente arrebatarles sus tierras. Los Palestinos lo demostraron hace muchos siglos, en los días legendarios de Los Jueces, cuando sus ancestros batallaron contra los invasores extranjeros.

En los años 30, Un Judío Ruso ferviente nacionalista y fundador del partido político de Sharon, Vladimir Zeev Jabotinsky escribió (en su ruso nativo) un novela histórica,

Sansón, elaborando sobre la historia Bíblica del “Bombardero Suicida” que mato tres mil hombres y mujeres (Jueces 18:27) y murió con los enemigos. Hace unos años, esta novela fue publicada en Israel en una traducción Hebrea moderna, y un critico del periódico Davar anoto una aberración interesante.

Para Jobotinsky, los Británicos eran los Filisteos modernos, mientras que los Israelitas se convertían en Judíos. Para un lector Israelita moderno, la novela es como una glorificación de la lucha Palestina contra el gobierno de Israel. Los muy civilizados Filisteos con su superior tecnología militar, invasores extranjeros, habitantes hedonistas de los valles costeros, e intrusos en las montañas hacían recordar al critico a los Israelitas modernos. Mientras que la gente de Sansón, Banu Israel, los nativos de las montañas, seguros de sus raíces, y confiados en la victoria inevitable de su apego a la tierra sobre el poder militar del invasores, recordó al critico de los montañeros Palestinos modernos.

Tiene sentido, ya que los Palestinos son los verdaderos descendientes del Israel Bíblico, de la gente indígena que abrazo la fe de Cristo y de Muhammad, y permanecieron en la Tierra Santa para siempre. Los Israelitas saben esto bien.

En los laboratorios genéticos de Tel Aviv, los buscadores del DNA Judío proclaman orgullosamente cada resultado, confirmando de una manera tenue la relación de sangre entre Judíos y Palestinos. Ellos saben que nuestras demanda Judía al orgulloso nombre de Israel, es al menos dudosa. Como Ricardo III, cogimos el titulo y la corona, y como Ricardo III nos sentimos inseguros mientras que los herederos legítimos aun están vivos. Esta es la explicación psicológica de nuestro tratamiento tan cruel e inexplicable de los nativos Palestinos.

Los Israelitas quieren ser Palestinos. Hemos adoptado su cocina, y servimos su falafel y humus como nuestra propia comida étnica. Adoptamos el cactus nativo, sabra, creciendo al lado de sus pueblos, como nombre para todos nuestros hijos nacidos en el país. Nuestro idioma moderno Hebreo volvió a la vida con centenares de palabras Palestinas. Solo necesitamos pedirles perdón, abrazarlos como si fuesen hermanos desde hace tiempo perdidos y aprender de ellos. Ese es el único rayo de esperanza que sale de la oscuridad presente.

Como bien han aclarado todos los estudios arqueológicos modernos Israelitas, hace 3.000 años, las tribus montañeras (Banu Israel de la Biblia) eventualmente llegaron a un “modus vivendi” con los habitantes de la costa, y juntos, estos hijos de Sansón y Dalila , se convirtieron en los progenitores de los compositores de la Biblia, de los apóstoles de Cristo y de los Palestinos de hoy día. La tecnología avanzada de los Filisteos y el amor de los montañeros por nuestra tierra árida, se combinaron para crear el milagro espiritual de la vieja Palestina. No es imposible, y si bien deseado que la historia se repita una vez mas, y la gloriosa imagen del joven Farris , luchando contra el tanque, se mezcle con imágenes del rey David y San Jorge en las mentes y libros escolares de nuestros hijos Palestinos.  

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