Israel Shamir

The Fighting Optimist

Shamir en el zoológico de los malditos

A Shamir sus enemigos tratan de desprestigiarlo ante la izquierda con el tema de que “se codea con nazis”; él mismo recuerda en  toda oportunidad que los nazis más peligrosos para nuestra generación son los judeo-nazis, que están llevando a cabo un auténtico programa de esterilización del pensamiento, además de todas las barbaridades qué denunciamos; Shamir es el analista más talentoso, porque sabe el poder de la fábula, para ayudarnos a desarmar la articulación más secreta entre los distintos niveles de la usurpación sionista.

Yo diria que Shamir acepta un papel extremadamente útil para los antisionistas honestos mas no kamikaze: Shamir funge como el “repoussoir”, que nos “autoriza” a leer y disfrutar a Gilad Atzmon. Gilad Atzmon es tan vehemente y radical como Shamir; hasta que Manuel Talens no le rindió el homenaje que se merecía, con una entrevista sonada, todo el criptosionismo lo trataba de nazi negacionista etc (siguen haciéndolo, pero Manuel les dio un buen parón). ¡Muy bien, pues! Estoy convencida de que al pasar el tiempo, ambos figurarán con otros talentos mayores como lo más notable de la resistencia judía al sionismo. El mecanismo por el cual se define lo que es el pensamiento medio, aceptable, lo describió el propio Shamir, y explicó como hay que hacer para inclinar la balanza, redefiniendo lo que se considera extremista, exagerado etc: ver http://www.israelshamir.net/English/antiSemit.htm, y en francés : “L’erreur des braves gens”, incluido en el volumen Notre-Dame des Douleurs. Allí cuenta Shamir cómo los chinos procuraron la exterminación de todas las moscas, durante la Revolución cultural; no habían previsto que también estaban exterminando a las águilas, que se alimentan con salmones que a su vez se alimentan con moscas. No debemos procurar que desaparezca la diversidad del pensamiento, sino restablecer el equilibrio, actualmente perdido, por la hegemonía del filosemitismo en la cultura.

Sigo con el tema porque hay quien me lo pide, entre los redactores de Rebelión: creo que Shamir estaría encantado con que alguna gran editorial española lo publicase, pero no apareció ninguna para ello; y se conformaría también con que una minúscula editorial provinciana pero izquierdista lo publicara en el futuro  (¿a ver quién se atreve en España?). Él siempre dice : lo importante es que las obras que lo merecen caminen; a Nabokov sólo aceptó publicarle una editorial pornográfica, esto no le resta valor a su novela Lolita; en nuestros tiempos, obviamente, la pornografía es el pensamiento oficial, y es una demostración de valentía extrema intentar publicar una novela sin el cebo del sexo explícito; pero toda sociedad, por lo visto, requiere de sus malditos; y la extrema derecha cumple, muy a pesar suyo, con esta función, la de ser el zoológico de los imperdonables; esto por supuesto, es puramente coyuntural; si el Frente Nacional gana las elecciones en Francia, lo cual puede suceder dentro de pocos meses, surgirá otro vivero de pensamiento prohibido, seguramente el de las reivindicaciones negras, y allí estaré yo también, para defender a los que lo necesiten, los pensadores más profundos, y por ello, más liberadores del pensamiento ajeno. 

A continuación observo el mensaje de Shamir comentando la liberación de Irving : lo que me llama la atención es la doble generosidad de Shamir: Irving habló horrores de él en una etapa anterior; con absoluta hidalguía, Shamir lo felicita y punto. Otros dicen que no hay por qué alegrarse de tal liberación, pues Irving ya cumplió 13 meses de prisión. Pues bien, Shamir, al cristiano modo, prefiere ver en el acontecimiento un regalo navideño, un motivo de alegría pura. Esta actitud generosa ante la vida vale mucho, y es algo muy hispánico (por lo menos, yo lo aprendí de la cultura hispánica, que me aportó todo lo que no encontraba en la francesa), muy ajeno a la cultura dominante.

Fray Luis de León no dijo su célebre “Como decíamos ayer”…. al salir de prisión y reencontrarse con sus estudiantes en Salamanca; pero su generosidad cotidiana había alcanzado un renombre mítico, y por esto cuajó la frase y pegó en la leyenda esta preciosa manera de señorear su destino; él comentó el motivo por el cual lo habían castigado (recuérdese que jamás lo juzgaron, al cabo de 4 años de estar preso… preventivamente, supongo, porque el que piensa sano y grande es un peligro para cualquier inquisición) : la envidia, simplemente. Fray Luis no le concedió la menor importancia al debate ideológico en torno a su persona, y la historia le dio la razón: ninguna ideología podía justificar su persecución. No quiero imaginar que los antisionistas que ayudan a los sionistas a ostracisar a Shamir estén movidos por la envidia. Otra cosa sí dijo Fray Luis de León, y lo escribió, como rubrica suya en múltiples documentos : AB IPSO FERRO, o sea : “en el mismo fierro que me quieren clavar encuentro yo mis fuerzas para resistir y seguir peleando por lo que creo”.

 

Este es mi mensaje navideño personal: ojalá, Dios quiera, inch Allah, que se amplíe la libertad de pensamiento y expresión en nuestros países, en este año entrante. Se trata de uno de los frentes de la batalla contra el sionismo; ¡y no pienso dejarle a la extrema derecha el monopolio de la testarudez y de Shamir! Los grandes pensadores le pertenecen al pueblo entero, el pueblo sabrá lo que en una obra grande, es nutridor, y lo que no pasa de ser espuma pasajera; pero primero necesita que le den la posibilidad de alimentarse. Exactamente como en el caso de Gilad Atzmon, que padece un recrudecimiento del ensañamiento, últimamente, los sionistas saben por qué Shamir les resulta peligroso (por si no lo sabéis, aquí en Francia le están formando juicio, no se conformaron con arruinar a su editor; éste, por cierto, es un marroquí y es un musulmán convencido; no piensa bajarse los pantalones, y el juicio va ahora a la corte suprema).

No pienso hacerles el juego a los sionistas: AB IPSO FERRO seguiremos peleando contra el sionismo, en el mismo terreno en que nos quieren amordazar.

 

 Response from Rebellion:

 

From:* Santiago Alba <mailto:sanalco@planet.tn> *

Estimada María: 

Frente a todos los otros compañeros del colectivo, que tenían muy  clara la cuestión desde el principio, he defendido la calidad y  contundencia de Shamir durante meses. Como tú, considero que es un grandísimo escritor y que sus brillantes y certeras intuiciones penetran como dardos en la coraza del enemigo. Para mí, con independencia de que  tenga o no razón en lo que dice, constituye siempre un placer leerlo (un placer ambiguo, mitad satisfacción mitad inquietud, como debe  ocurrir con toda lectura de calidad). Pero dicho esto añadiré enseguida que  esta vez mi voto ha sido contrario a seguir publicando sus textos en Rebelión; y añadiré también que, si me veo obligado a escribir estas líneas, es porque no me ha gustado nada la combinación de “genio y persecución” que preside tu alegato en su favor. Comprendo bien la amistad que os une y comprendo también, como acabo de decir, tu admiración por su escritura. Pero me preocupa que inscribas la  decisión soberana de un medio inequívocamente antisionista y de izquierdas  (lo que no necesariamente va unido) en una vasta conspiración de  ostracismo contra una especie de “genio maldito e incomprendido”. El victimismo  da lustre a menudo, como sabemos, pero sirve básicamente para ocultar  la realidad e invertir las responsabilidades. Precisamente porque  aprecio literariamente a Shamir, no sólo lamento sino que le reprocho -como  a una persona adulta y razonable que es- su autoexclusión de la lucha anti-sionista de izquierdas y la desactivación de sus poderosas  armas intelectuales allí donde podían ser realmente útiles y eficaces. La misión de Rebelión no es localizar y publicar “genios” y por lo  tanto no se excluye a Shamir por serlo. No es que desdeñemos el genio; al contrario, dejamos de publicar muchas cosas, incluso si son políticamente correctas, porque carecen enteramente de él. Pero el objetivo de Rebelión es banalmente político y se inscribe por tanto  en un campo de fuerzas muy delicado donde desgraciadamente el genio mal dirigido o mal usado puede ser mucho más destructivo que una virtud prosaica y sin brillo. Admiro a muchos escritores, unos muertos y algunos vivos, a los que jamás publicaría en Rebelión sin que por  ello nadie pudiese acusarnos de censura o persecución. Admiro a Céline  pero no le hubiese seguido ni un paso en su antisemitismo misántropo; leo  con placer algunas cosas de D’Annunzio, pero de muy buen grado le  hubiese cruzado la cara a bofetadas; y me fascina Jünger, pero hubiese  disparado contra él desde la trinchera de enfrente. Los motivos que nos han llevado a dejar de publicar en Rebelión a Shamir son los mismos que  nos llevan a no empezar a publicar a Cabrera Infante (que también  escribía muy bien) o a Vargas Llosa (autor de algunas novelas magníficas) y a Umbral (ingeniosísima pluma), decisiones que tú no calificarías, imagino, de “persecución o censura”; son razones, digo, de orden político y tienen que ver en este caso con la funcionalidad  consciente y complacida de Shamir para esa ultraderecha que, si ataca a Israel y siempre por motivos diferentes a los nuestros, pone bombas en Cuba, nutre a los paramilitares en Colombia, asesina izquierdistas en  Iraq, ayuda a la CIA en todas partes y colabora, cuando hace falta, con  las burguesías capitalistas contra la revolución. La ultraderecha no constituye un vivero de “pensamiento prohibido” que Rebelión,  paladín de la abstracta libertad de expresión, tenga que difundir, aunque  pueda denunciar las persecuciones legales de que sea objeto alguno de sus representantes por motivos exclusivamente de principios y contra el cinismo y doble rasero de sus jueces. Pero Rebelión, que apuesta por  una alianza anti-imperialista de amplio espectro, tiene un límite y es  el sionismo; es decir, el nazismo, dos fuerzas hasta tal punto  geminadas que no han dejado nunca de alimentarse recíprocamente. Shamir no  puede ser tan ingenuo como para no comprender el enorme servicio que rinde  al enemigo sionista con estos ambiguos coqueteos. No hay en este caso  ni censura ni persecución. Yo no publico en El País ni en The New York Times y no me siento por ello perseguido sino justamente reconocido  como incompatible con los objetivos de esos medios de prensa. Shamir y yo hemos hecho una elección no literaria sino política y eso tiene  siempre sus consecuencias: Shamir ha escogido no ser publicado en Rebelión publicando en Ojeda como yo he elegido no ser publicado en El País publicando en Rebelión. Yo he escogido tener 2.000 lectores izquierdistas y él 500 lectores nazis. No puede haber ninguna justificación estratégica para ello y mucho menos si estamos  hablando de un hombre de la descomunal inteligencia de Shamir. El debía saber  que con esa apuesta no sólo no iba a ampliar la difusión de su mensaje  sino, al contrario, iba a ver reducida su influencia al terreno menos conveniente para los que son -según pretende- sus propósitos  declarados. Por lo demás, es absurdo pretender que Shamir tenía la necesidad -si  es que quería difundir su obra en papel y en español- de recurrir a la editorial que publica Mein Kampf. Yo mismo vengo publicando desde  hace años en pequeñas editoriales izquierdistas que hasta su desliz filonazi habrían aceptado encantados difundir la obra de Shamir,  pero a las que hoy ya no podría recomendar su publicación. Y en último  término, antes que hacerse cómplice de semejante juego, más le valdría  haberse pagado él mismo la edición (hoy salen baratísimas) o sencillamente  haber seguido difundiendo sus artículos y sus libros en nuestra página  web, donde tendría asegurados más lectores que cualquier versión en  papel. El criterio de “máxima difusión” es no sólo inconsistente sino  patentemente disparatado, pues Shamir no deja de perder lectores dentro de la izquierda día tras día, cosa que tanto tú como él podríais muy bien haber imaginado. Podéis acusar a la izquierda y sentiros  perseguidos, identificando a los “censores” de Rebelión con los que encarcelaron  a Fray Luis de León, y confiar en que la posteridad rehabilite el  genio de Shamir. Pero yo preferiría que Shamir hicera algo verdaderamente  útil y rectificara ese error estratégico, si es que de eso se trata. Te  ruego que le hagas llegar de mi parte mi admiración por su talento  literario y mi pesar por su calamitosa elección política; y mi petición de que  rompa inmediata y públicamente cualquier vínculo, personal y editorial,  con la ultraderecha -antisionista o prosionista, me da igual- y devuelva el enorme potencial de su escritura al único lugar donde puede ser útil contra Israel y contra el imperialismo: la izquierda,  suficientemente perseguida en todo el mundo como para que también pueda saciar ahí  su mística vocación de martirio. Un abrazo. Santi. 

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